jueves, 13 de febrero de 2014

grullas, avutardas y perdices en La Moraña

 Es probable que estas imágenes no se repitan en breve. La presencia de ejemplares de grulla común -Grus grus- en La Moraña y Tierra de Arévalo supone, por el momento, un gozo para todos los amantes del mundo natural y salvaje.
 La llanura cerealista se llena de matices día a día. Los paisajes cambiantes de múltiples colores y las especies que se adaptan a este medio un tanto hostil ofrecen un espectáculo más que interesante. Recorriéndola, vamos descubriendo nuevos leks de avutarda ibérica -Otis tarda- y nuevos matices cromáticos.
 Al final todo gira alrededor de la necesidad de alimentarse y eso es lo que hacían estas grullas de manera afanada.
 Los restos de la cosecha de maíz son sin duda un motivo más que atractivo para recalar a diario y obtener la proteína necesaria para reiniciar el proceso migratorio inverso.
 Las llanuras alemanas y polacas se encuentran lejos de estos parajes y necesitarán largas y duras jornadas de vuelo hasta lograr campear por sus lugares de cría.
 Las imágenes en vuelo nos deleitan con horizontes cargados de historia.
 Y también dejan ver en perspectiva el momento actual del campo morañego con sus cultivos y barbechos entre otros.
 La villa de Madrigal de las Altas Torres, en plena Zepa de Tierra de Campiñas, merece una visita sosegada para comprobar su realeza y su arquitectura medieval. 
Cerca se podía observar otro lek de avutarda, alejado como se puede comprobar, y con numerosos ejemplares entre luces y variados cultivos cerealistas.
 No podía falta esta reina menor, la perdiz roja -Alectoris rufa- aún en bandada ....
 ..... y mimetizándose entre los rastrojos.
 Aves esteparias que dan viveza a estos paisajes ondulados y como colofón de esta crónica el mochuelo europeo -Athene noctua- testigo de estos campos morañegos desde una de las numerosas torres de estilo románico mudéjar dispersas por estas campiñas.
GALÉRIDA ORNITÓLOGOS/imagen: V.Coello