Estos primeros días del mes de julio hace calor. En esta zona de la Península Ibérica, como en otras, significa que los colores del campo van a ir amarilleando salvo los cultivos de regadío. Otro ciclo más que sin duda hará renovarse con mayor crudeza por los rigores del ambiente, la flora y fauna propia. Algunas aves visten coloreados plumajes, por si acaso, como este expléndido abejaruco europeo -Merops apiaster- que nos lo muestra con simpatía.
La viborera -Echium vulgare- mantiene con templanza sus expresivos tonos de color que destacan en el mar de cereales tiernos morañego.
Otra especie que destaca y asusta a numerosos paseriformes es el alcaudón común -Lanius senator- que se encontraba realizando equilibrios sobre una planta de cardillo -Scolymus hispanicus- que comienza su floración.
Esta planta, la candileja -Thapsia villosa- tiene un enorme atractivo. Esta umbelífera es capaz de atraer a numerosos y variados insectos y sufrirá en breve con los rigores de este deseado, por otra parte, un tanto caluroso verano. Sólo cabe desearos que podais disfrutarlo, naturalmente.
GALÉRIDA ORNITÓLOGOS/imagen: V.Coello