Aún se pueden ver juveniles de collalba gris -Oenanthe oenanthe- por la campiña de La Moraña y Tierra de Arévalo.
Se puede llegar incluso a la conclusión de que fuera una segunda puesta por el plumaje ramplón que presentan estos dos ejemplares.
Otros se encuentran mejor vestidos. El año ha sido bueno. Abundante cosecha, agua a finales de la primavera y unas más que benignas temperaturas finalizando este mes de agosto.
Los adultos, como este macho, no perdían ojo a los inquietos juveniles que revolotean con cierta confianza a pesar de la presencia humana.
Las hembras adultas también colaboran en la inquietud y vigilan de cerca por si fuera necesario emitir alguna señal de alarma.
Aprovechan hasta los cardos espinosos -Carduus acanthoides- para pasar más inadvertidos y cuidar la prole del año antes de emprender vuelo migratorio hacia el continente africano.
GALÉRIDA ORNITÓLOGOS/imagen: V.Coello