viernes, 12 de junio de 2009

FAUNA DE LA UNIVERSIDAD

CULEBRA DE ESCALERA -Elaphe scalaris-
Familia Colubridae (ver)

Estos meses de transición, entre primavera y verano, suelen ser interesantes para observar especies de fauna que en otros momentos nos resultará más difícil. Es el caso de los reptiles y por su especial adaptación al medio de este Territorio Natural de la Universidad de la Tierra de Arévalo, se ven condicionados por la vegetación más o menos abundante como consecuencia de la existencia o carencia de precipitaciones primaverales y la disponibilidad de alimento para su existencia y procreación. La Culebra de Escalera es un ejemplo de lo apuntado con anterioridad, siendo su área de distribución muy amplia, ocupando la región bioclimática Mediterránea de Iberia y Castilla y León.
Primer plano de la culebra de escalera.
Es una culebra grande y robusta que llega a alcanzar 160 cm de longitud. Sin dimorfismo sexual en tamaño. Pupila redonda. Escamas dorsales lisas. Cabeza ancha, con hocico puntiagudo. Juveniles y subadultos con una “escalera”, lo que de nombre a la especie, con “travesaños” negros uniendo las líneas dorsolaterales, y pequeñas manchas negras en los costados. La escalera va desapareciendo a medida que el ejemplar crece, especialmente a partir de 70 cm. Vientre de color claro, no manchado. Adultos y juveniles inconfundibles con otras serpientes por su diseño.
Aglifa, es decir, con dientes macizos, prensiles, curvados hacia atrás para sujetar la presa y que no están diseñados para inocular veneno. Es el caso de muchos colúbridos, bóidos y pitónidos. En general son serpientes inofensivas para el hombre, con excepción de las grandes constrictoras (pitones, anacondas). Es especie no venenosa, por lo tanto no debemos ejercer comportamiento violento, algo habitual en personas que desconocen esta característica, sobre esta especie al encontrarse en el catálogo de especies protegidas.
Hocico puntiagudo.
Todas las serpientes (ver) son carnívoras, alimentándose de pequeños animales, aves, insectos e incluso de otras serpientes en ciertas especies. Las serpientes no mastican el alimento. Poseen mandíbulas inferiores muy flexibles, cuyas dos mitades no se encuentran unidas rígidamente, permitiéndoles abrir la boca en el ancho necesario para engullir a su presa entera, incluso si la misma es mayor en diámetro que la misma serpiente. Contrariamente al mito popular, las serpientes nunca descolocan sus mandíbulas para tragar su presa. Después de comer, las serpientes se aletargan durante el proceso de digestión.
Detalle de la escalera a lo largo de su perfil.
Podemos decir que, junto con la culebra bastarda, sería la serpiente más abundante en ambientes mediterráneos característicamente secos y soleados, preferentemente en zonas de ecotonía entre matorral, cultivos, praderas, pero también en sotos fluviales. La agricultura intensiva con la desaparición de linderos, la tala de setos y sotos fluviales, y especialmente los atropellos de los adultos, suelen ser las mayores amenazas. Si bien es difícil disponer de datos precisos.
Galérida Ornitólogos.
Fotografía: David García.