La presencia de decenas de cigüeñas blancas (Ciconia ciconia) indica que nos encontramos en pleno proceso migratorio de regreso de estas aves.
Regresan, mayoritariamente de África, atravesando la zona del Estrecho de Gibraltar. Generalmente, pasarán días en el entorno de la laguna de El Oso y otras zonas de manera gregaria y colonial hasta que decidan ocupar, de manera continuada, los nidos que dejaron al marcharse en la época de estiaje. Nótese el color límpio de su plumaje en contraste al que iremos observando en la medida que su presencia sea habitual.
España, el país de la UE que tiene más cigüeñas: España es el país de la UE con mayor número de cigüeñas, alrededor de 25.000 parejas, de las que un 70% ya había regresado a sus nidos a finales de diciembre, cuando habitualmente pueden verse por San Blas (3 de febrero), informaron ornitólogos expertos en estas aves. Según Ángel Gómez Manzaneque, de la Sociedad Española de Ornitología (SEO), Alemania y los países del Báltico tienen muchas cigüeñas pero el total «nunca es comparable» con España; Francia tiene «tan sólo» mil nidos; Suiza alberga una población pequeña y Holanda, Bélgica e Italia prácticamente no poseen nidos de este ave zancuda. La abundancia de comida que proporcionan los vertederos y un clima más cálido son otros factores que han contribuido al aumento del número de cigüeñas y a que cada vez emigren menos, explicó Gómez Manzaneque. Desde 1994, la población de cigüeñas crece anualmente entre un 7% y un 12% y las mayores concentraciones se dan en las provincias de Cáceres y Badajoz seguidas de Salamanca, Segovia, Madrid, Palencia y Cádiz, según el experto de la SEO. Ezequiel Martínez, ornitólogo experto en estas aves, indicó que alrededor del 30% de las cigüeñas que habitan en España no emigran a África durante el invierno. Estas aves, según este ornitólogo que lleva 20 años estudiando a las cigüeñas, no se deciden a emigrar o hacen «falsas migraciones» hacia el sur peninsular porque el clima es «más suave» y pueden obtener alimento de arrozales y, sobre todo, de vertederos. Para Martínez, el aumento de la población de cigüeñas es debido al alimento, a la concienciación de las empresas eléctricas que instalan en los tendidos sistemas de protección para que las aves no se electrocuten, a la atención que la Administración ha puesto en estas aves y a que los grupos ecologistas y sociales han hecho un gran esfuerzo.
Es un ave de gran envergadura (puede medir hasta 125 cm de altura y tener una envergadura con las alas abiertas de 2 metros). Estas de las fotos son cigüeñas blancas (Ciconia ciconia). Tienen el plumaje blanco excepto en las puntas de las alas que es negro. Sus patas y el pico puntiagudo son rojos. Suele emigrar en otoño al continente africano y vuelve en primavera a los mismos nidos que dejaron. Anidan en campanarios, torres, antenas, postes eléctricos..., siempre en sitios elevados. En la actualidad estas aves están cambiando su hábitos migratorios quedándose en la zona de nidificación. Por ejemplo, en áreas del sur de la Península Ibérica, llegando a nidificar en antenas, grúas y edificios varios. Desplazándose durante el día a las zonas húmedas, en las que encuentran su alimento y regresando al atardecer en grupos hasta su posición nocturna.
En la cultura popular
La cigüeña es un ave migratoria muy querida en Europa. En España se le decía a los niños pequeños que los bebés los traían las cigüeñas en su pico envueltos en un pañuelo. Parece que esta leyenda proviene de los Países Bajos y norte de Alemania, donde es común que aparezca en los cuentos infantiles. Simbolizan, en general, prosperidad y buena suerte.
En la cultura occidental, la cigüeña blanca es un símbolo de maternidad. En la época victoriana, los detalles de reproducción humana eran difíciles de enfocar, sobre todo en respuesta a la pregunta: "¿De dónde vengo?", realizada por niños pequeños, en su curiosidad. "La cigüeña te trajo a nosotros" fue la táctica utilizada por los padres para evitar la discusión de temas de sexo. Esta costumbre se deriva de una antigua superstición popular, que planteaba que las cigüeñas eran precursores de felicidad y prosperidad, y, posiblemente, de la costumbre de algunas cigüeñas de anidar en la cima de las chimeneas, por donde resulta fácil imaginar que la cigüeña dejaría caer al bebé. La imagen de una cigüeña con un bebé envuelto en una eslinga en su pico es común en la cultura popular. Los pequeños parches de color rosa o rojizo que a menudo se encuentran en un niño recién nacido en los párpados, entre los ojos, en el labio superior, y en la nuca a veces son llamados todavía "mordeduras de cigüeña". De hecho, son grupos de desarrollo de venas que con frecuencia se desvanecen pronto. La función folclórica de la cigüeña como una portadora de bebés, buena suerte y prosperidad podrían ser originarios de los Países Bajos, el norte de Alemania o de Polonia donde es común su aparición en cuentos para niños. GALÉRIDAinfORNITÓLOGOS / fotografía: V. Coello +INFO