Los incendios forestales son sin duda uno de los problemas más graves a los que se enfrentan nuestros bosques, la figura del Agente forestal se asocia inevitablemente a este tipo de circunstancias, sin embargo, la labor de estos profesionales se extiende mucho más allá. Su complejo trabajo desconocido por la mayoría de nosotros, hace que su labor se realice sin apenas trascendencia, y por tanto, no le damos la importancia que merece. Colaboran en todas las labores relacionadas en la gestión de los Espacios Naturales, bosques, ríos, páramos y montañas. Se enfrentan a vertidos ilegales que deben documentar y denunciar. Afirman que su labor es ante todo educativa y preventiva, solo en última instancia sancionadora. De hecho, la relación con la mayoría de propietarios y usuarios del monte es cordial y constructiva. Cualquier infracción urbanística requiere su atención.
Realizan una labor continua de seguimiento de fauna, colaboran en los censos de especies, actualmente vigilan de cerca la aparición de gripe aviar. La recogida de animales muertos o heridos forma también parte de su tarea. La práctica de deportes como la caza o la pesca, el estudio de fauna silvestre y otras actividades, requieren de las autorizaciones y licencias pertinentes, los agentes forestales velan por que todos actuemos dentro de la ley y no perjudiquemos a otros con nuestra actitud. El control de la calidad de las aguas y los vertidos en los ríos merecen atención extrema.
También se ocupan de actividades tan perjudiciales como la colocación de cebos envenenados o lazos que acaban con muchos animales amenazados de extinción.