GAMO –Dama dama-
El gamo (ver) está presente en el Territorio Natural de la Universidad de la Tierra de Arévalo, de forma puntual en diversos lugares, prácticamente en semilibertad, dentro de las condiciones ecológicas que presentan las fincas que albergan esta especie y que están dedicadas, entre otras actividades, al aprovechamiento cinegético. Esto es así y de lo contrario, no existiría el gamo en estos territorios de forma natural. Es un mamífero que se adapta muy bien a las diferentes condiciones ecológicas en las áreas en que goza de un mayor espacio de esparcimiento. Prefiere o gusta pastar en los bosques mediterráneos abiertos donde existan claros o praderas con vegetación herbácea para alimentarse. Cuando la hierba escasea puede comer bellotas y ramonear los brotes tiernos de las encinas. Suele ser fácil detectar su presencia y su observación.
El seguimiento de sus huellas, rastros o los propios restos, en forma de excrementos, nos proporcionan también una interesante información para su detección. Hay una época en la que es, además, fácilmente detectable y audible ya que durante el celo los machos galanes emiten ronquidos o resoplidos cortos y característicos. Estos sonidos son conocidos como “la ronca” del gamo (+info). Este espectáculo de sonido tiene lugar a principios del otoño, generalmente, y es aprovechado por muchos naturalistas y aficionados a la fauna salvaje para disfrutar de unos interesantes días de campo (sonidos). Fuera de la época de celo los gamos de ambos sexos forman manadas por separado.
Es parecido al ciervo aunque algo más pequeño y con la cola más larga y el escudo anal más llamativo. El pelaje del gamo es de color castaño rojizo, con motas blancas, durante el verano. En invierno el color es más oscuro y apagado, sin motas blancas y más acorde con la vegetación existente. Tiene un llamativo escudo anal blanco, con dos bandas negras en los lados a modo de paréntesis, adquiriendo así una función de semáforo o señal dirigida a otros individuos de la especie. La cola es corta, negra en su parte dorsal y blanca por debajo. Presentan dimorfismo sexual. El macho es mayor que la hembra, pesando alrededor de 60kg, mientras que la hembra raramente alcanza los 40kg.
El macho desarrolla cuernas caedizas a partir del primer año de vida. Son ramificadas en la base para ensancharse en forma de paleta. Estas son aplanadas y se conocen con la denominación de “palas”, con pequeñas puntas salientes. De ahí que a los gamos de este sexo se les llame también paletos. El desmogue o caída de la cuerna y su renovación son semejantes a los del ciervo, aunque ocurren con un mes de retraso. El gamo es una especie más diurna y crepuscular que de hábitos nocturnos. Probablemente sea una de las especies que llegó a extinguirse en la Península Ibérica, como animal salvaje, siendo posteriormente reintroducido como especie de caza ya en la época de los romanos. Los lugares que hoy ocupa coinciden, en general, con aquellos donde ha sido soltado en los últimos siglos. GALÉRIDA ORNITÓLOGOS / fotografía: V. Coello