lunes, 12 de julio de 2010

CARDILLO

CARDILLO -Scolymus hispanicus L.-
Familia Compositae (ver)

El nombre específico Scolymus deriva del griego clásico "Skolymos" que era el nombre con el que en la Grecia clásica se conocía a un tipo de cardo de raíz comestible. Seguramente, a su vez este nombre derivara del vocablo griego "Skolos" que significa espina. Sus hojas tiernas, se consumen en ensalada en nuestro país y en algunos otros países mediterráneos y a su raíz se le atribuyen propiedades diuréticas. Ampliamente distribuido por la Región Mediterránea excepto algunas áreas de la Cornisa Cantábrica en el norte de la Península Ibérica. Gusta de ambientes secos y soleados encontrándose presente por todo el Territorio Natural de la Universidad de la Tierra de Arévalo en pastizales, prados incultos y eriales, sobre todo en suelos poco compactos, también en cunetas, taludes, baldíos y cascajares así como en bordes de bosques y bosquetes. El aspecto de la roseta, con hojas aplicadas al suelo, ayuda a defenderla del diente del ganado.
El cardillo es uno de los alimentos naturales más tradicionales del centro y Sur de España. Se recoge con la azadilla, dando un golpe certero que parta el cuello de la raíz a unos 2 ó 3 dedos por debajo del nivel del suelo, de modo que no se desmiembren las hojas. Se consumen las pencas o nervios foliares y la parte superior del cuello de la raíz, al que se encuentran unidas; para limpiarlas, debe extraerse la parte verde de las hojas, presionando el nervio desde la base hasta su extremo. El cardillo se come habitualmente cocido, siendo frecuente que en algunas poblaciones se consuma en frío, a modo de picadillo, mezclado con aceite, sal, vinagre y huevo duro. Hierba perenne, que como su nombre indica está estrechamente relacionada con el amplio grupo de los cardos, de la familia de las Compuestas. Como en el caso de los cardos, lo que llamamos ‘flor’ es en realidad un capítulo o agrupación de flores diminutas –ver explicación en la ficha sobre la hierba de cuajo-, que en el caso de los cardillos poseen un intenso color amarillo. El cardillo recibe su nombre por su tamaño, menor que el de la mayoría de especies de cardos –géneros Carduus. Cirsium, Sylibum, etc.-. La planta suele vivir pocos años, agostándose cada verano; permanece bajo el suelo en forma de yema, envuelta en restos de la base de las hojas del año anterior. Tras el paso del invierno –o en años benévolos incluso en el otoño inmediato al descanso estival-, emerge de la tierra una roseta de hojas aplicadas y espinosas, pegadas al suelo, con nervio rojizo y limbo de color verde vivo. Al final de la primavera, la roseta emite un tallo con hojas menores, también espinosas, y en cuyas axilas se sitúan fascículos de uno o pocos capítulos amarillentos. Las semillas poseen una corona de pelos, ásperos al tacto.
El cardillo (ver) es un hemicriptófito –planta herbácea con yemas de renuevo a ras del sustrato- de hasta 80cm de altura, muy espinoso. Planta de tallo verde claro, ramificada y provista de alas espinosas, que segrega un líquido lechoso al dañarse. Hojas alternas, rígidas, coriáceas, con limbo profundamente dividido en lóbulos estrechos de punta espinosa. Flores formadas por largas lígulas estrechas y amarillas, reunidas en capítulos dorados axilares, rodeados de un involucro de brácteas espinosas, foliáceas, que sobresalen del capítulo. Anteras amarillas. Fruto en maza, aristado, con vilano. La floración transcurre entre los meses de junio y septiembre generalmente. Los cardillos poseen los mismos compuestos que la mayoría de cardos y especies relacionadas, incluyendo la inulina –azúcar natural especialmente apto para los diabéticos-, y diversas sustancias medicinales, de virtudes similares a las de los cardos de penca –por ejemplo, como diuréticas, protectoras del hígado, etc.-. Aunque en menor cantidad, también poseen los mismos fermentos que confieren a la flor del cardo la propiedad de ‘cortar’ la leche produciendo la cuajada y el queso. A pesar de todo lo anterior, su utilización se ha restringido tradicionalmente al uso culinario, como planta alimenticia. Fotografía: V. Coello / GALÉRIDA ORNITÓLOGOS