Cuando empezábamos a acostumbrarnos a las lámparas de bajo consumo, ahora llegan los LEDs y las convierten en historia. Las lámparas LED duran una eternidad y tienen un rango de eficienca en la conversión de electricidad en luz impresionante, hasta 70 veces más que las lámparas incandescentes prehistóricas.
Un LED (en castellano DEL, Diodo Emisor de Luz) es un dispositivo de electroluminiscencia, es decir, convierte directamente la electricidad en fotones. El prceso se desarrolla en frío, y no es muy diferente del que tiene lugar en la cola de una luciérnaga cuando brilla en una noche de verano. En realidad, se puede considerar como un proceso inverso al que convierte fotones en electricidad en un panel fotovoltaico.
Si todas las lámparas actuales se cambiaran por LEDs, el consumo eléctrico en iluminación se dividiría por 10. Los nuevos modelos, además, ofrecen grandes posibilidades de regulación fina tanto de la intensidad de la luz como de su color. Edison estaría maravillado.
¿Qué hacemos ahora con estas dos tecnologías obsoletas, la incandescente y la fluorescente?. La incandescente ya tiene plazos legales de finalización de venta y fabricación, y dentro de cinco años serán una curiosidad. Lo de las fluorescentes compactas es otra cuestión. Ya empiezan a verse por las calles lámparas de este tipo desechadas, y cada vez habrá más.
El problema es que se rompen con facilidad, y sueltan a la atmósfera una pequeña cantidad del gas tóxico. Este gas, que contiene mercurio, es el que brilla al paso de la corriente eléctrica. La proliferación actual de lámparas de este tipo implica el vertido de crecientes cantidades de mercurio a la atmósfera. Hoy no es un problema, pero lo será cuando se tiren a la basura millones de lámparas cada semana. Establecer sistemas de recogida selectivas de estas lámparas y sustituirlas por LEDs es pues cada vez más necesario. (+INFO)