lunes, 12 de diciembre de 2016

La migración del lúgano (Carduelis spinus) en La Moraña, Ávila.

Esta nota, extraída de mi cuaderno de campo y elaborada para dar cuerpo a este artículo, pretende divulgar algunos aspectos, a mi parecer interesantes, sobre una especie paseriforme de la cual se suele hablar más bien poco. Quiero compartir algunos de los apuntes que he ido recogiendo en fases más o menos discontinuas a lo largo de los últimos 25 años, aproximadamente. Se trata, en definitiva, de trasmitir los datos recopilados sobre los movimientos migratorios de los ejemplares de lúgano que he podido observar en la comarca de La Moraña.
 
Topónimo o nombre vernáculo comarcal: Ubaro, Búbalo.
El Lúgano europeo (Carduelis spinus), últimamente denominado como Jilguero lúgano (Spinus spinus), es un pequeño paseriforme perteneciente a la familia de los fringílidos (Fringilidae) con un interesante flujo de ejemplares en movimientos migratorios dispersos a través de la Península Ibérica. Suelen coincidir con las inclemencias meteorológicas de estos meses otoñales y de invierno características de los países más nórdicos y que suelen acarrear además de fuertes bajadas de temperatura una total falta de alimento disponible para estos pequeños pajarillos. El lúgano tiene una distribución paleártica muy definida y por sus peculiares o particulares pautas migratorias suele ser muy complicado establecer sus límites geográficos migratorios así como el flujo o número de ejemplares que se mueven. Sobre la primera referencia puedo comentar que numerosos ornitólogos citan a los Países Bajos en ese límite de latitud.

En la Península Ibérica.
La mitad norte de la península se convierte en una importante zona de invernada con citas sobre reproducción del lúgano sobre todo en Los Pirineos y en la Cordillera Cantábrica. Hay datos de los años 60 y 70 sobre anillamiento de pollos, ejemplares inmaduros e incluso adultos. Hoy en día no es raro escuchar sus cantos y ver ejemplares aislados en ambas Comunidades Castellano Leonesa y Manchega asi como en la Comunidad de Madrid. Es probable que se reproduzca, de forma ocasional, en zonas del Sistema Central.

En La Moraña.
En época invernal puede encontrase, de manera irregular, en cualquier ecosistema de la comarca con una notable querencia, sobre todo a los grandes bosques y pinares islas de Pino resinero (Pinus pinaster), en donde puedan acceder de manera inmediata a los cursos fluviales para alimentarse de las “piñas” de alisos (Alnus glutinosa), espinos (crataegus monogyna), cardos borriqueros (Onopordum acanthium) o cardos marianos (sylibum marianum) entre otras y, también, en terrenos abiertos como las zonas de cultivos, perdidos y barbechos para alimentarse de las abundantes semillas de plantas dicotiledóneas.
En las notas de campo sobre esta especie, en el año 2009 y 2011, se tiene constancia por medio de avistamientos de ejemplares adultos de lúganos durante los meses que comprenden la primavera y el verano, en zonas abiertas de cultivo ligadas a bosques maduros de coníferas y riberas fluviales próximas, pero sin constatar una posible reproducción.
 
Fenología.

Explosiones demográficas en la comarca.
En los años 90 y con una fiel y marcada regularidad cada 4 años, a la comarca llegaban enormes bandos compuestos por varios cientos de ejemplares de esta especie, llegando a ser el lúgano el ave más común en nuestros campos durante esos inviernos discontinuos. Estas congregaciones demográficas eran de tal magnitud que incluso se observaban lúganos alimentándose en las calles de los pueblos de La Moraña, en los parques urbanos e, incluso, en jardines de las casas. El año 1993 fue un abundante año de estos pájaros migradores anotándolo en mi libreta como el año en que más lúganos tuve constancia. Incluso, en algunas ocasiones, se llegaba a observar a algunos ejemplares posados sobre las antenas de televisión de las casas de los pueblos.
A partir del año 2000 se observó que, en los inviernos en los que la migración de los lúganos era normal, el número de ejemplares empezó a ser más escaso. Posteriormente, coincidiendo con años de congregaciones, se comprobó radicalmente que los lúganos dejaban de hacer movimientos masivos discontinuos por la comarca.
Debido a la paulatina subida de las temperaturas en estos últimos 30 años, en los que los inviernos extremos han dado paso a inviernos benignos, estas aves pueden encontrar alimento con más facilidad por el resto de Europa. Este puede ser uno de los motivos, entre otros, por el cual hayan dejado de migrar más al sur, siendo, actualmente en la comarca, unos fringílidos comunes pero ya no tan abundantes.
Pese a que hubo años posteriores más fríos, se empezó a notar como mermaban las migraciones y actualmente, en los avistamientos que se vienen realizando se observan pequeños bandos que raramente superan los 10 o 12 ejemplares.
 
Este otoño-invierno recién estrenado se augura escaso. La llegada de “úbaros” a estas tierras castellanas ha sido muy leve, los primeros registros son del día 8 y el día 10 del pasado octubre, y con bandos de ejemplares no superiores a la media docena.
Quizás, el cambio climático esté influenciando más a unas aves que a otras, como en este caso, y su instinto pajaríl, bien sea por disponibilidad de alimento, temperaturas o cualquier otro factor, crean que no han de bajar más abajo de Francia. Más que por alimento creo, en años atrás eran empujados Iberia por bajas temperaturas y climas adversos. He dicho creo…
 
David García López, Galérida Ornitólogos  
Referencias: imagen 1, ejemplar macho / imagen 2, ejemplar hembra / imagen 4, fuente: datosclima.es (los datos son aproximados, ya que los inviernos suelen ser más fríos en la comarca)