AMAPOLA -Papaver rhoeas L.-
Familia Papaveraceae (ver)
Familia Papaveraceae (ver)
El mes de mayo es conocido como “el mes de las flores. Y una de las flores más características que nos encontramos, formando en ocasiones, hermosas alfombras aterciopeladas de color rojo, es la amapola. La campiña inicia todo su esplendor con el ascenso térmico y como ocurre este año, con escasas precipitaciones, dando un empujón decidido a la primavera, de la que meteorológicamente llevamos transcurridos prácticamente dos meses.
La Amapola (ver) es una planta dicotiledónea (ver). Muy bien representada en todo el Territorio Natural de la Universidad de la Tierra de Arévalo, encontrándose en estos momentos desplegando todo su color y esplendor sobre manchas de cultivos, en los bordes de los caminos y también en los baldíos.
Terófito (ver) de hasta 60 cm de altura. Planta de tallos débiles, cubiertos de pelos erizados. Tallos erectos, más o menos ramificados. Hojas alternadas, pecioladas las inferiores y sentadas las superiores, partidas en segmentos oval-lancelados, más o menos acuminados y dentados, el Terminal por lo general 1-3 veces mayor que los laterales. Flores solitarias sobre pedúnculos con pelos patentes. 4 pétalos suborbiculares, rojos, muy suaves, normalmente con mancha basal oscura. Numerosos estambres. Anteras azuladas. Fruto en cápsula subglobosa en forma de peonza. Florece de abril a octubre según la altitud.
La primavera también nos invita a salir al campo. Agradables caminatas, paseos con tranquilidad o rutas en bicicleta pueden proporcionarnos estimulos interesantes para nuestros sentidos. Es una excelente época para escuchar sonidos de aves y pájaros y dejarnos deslumbrar por el colorido natural que suele ir acompañado de suaves olores y fragancias. El gusto por saborear un paisaje natural nos aconsejará el tacto y respeto oportunos con nuestro Entorno Natural. Sólo cabe disfrutar y repetir con la intensidad que nos apetezca.
Galérida Ornitólogos.
Fotografías de V. Coello.